El desgaste o deterioro de las articulaciones es lo que llamamos artrosis. A esta situación se puede llegar por muchas causas. Tras un traumatismo con desestructuración de la superficie articular, por una infección, por alteraciones metabólicas con depósitos de cristales (como la gota, con depósitos de ácido único) o por envejecimiento progresivo de la articulación. Fruto de ese desgaste va produciéndose una limitación progresiva de la movilidad y dolor.

Hoy por hoy no existe un tratamiento efectivo para este desgaste en fases avanzadas (que son las que dan esos síntomas con clara limitación de la calidad de vida). La única opción terapéutica que tenemos es el recambio articular (cambiar la articulación por una prótesis artificial). Esta ha dado unos resultados extraordinarios tanto en rodilla como en cadera (también en otras articulaciones) con una mejoría del dolor y movilidad tal que ha desplazado a otras técnicas.

Las claves de la cirugía protésica son fundamentalmente:

1. Diseño – El diseño es importante para conducir adecuadamente las fuerzas biomecánicas a través de la misma desde el hueso de la pelvis hacia el fémur, permitiendo una movilidad adecuada y preservando el máximo de hueso del paciente. Fruto de esta última observación, el desarrollo de los vástagos protésicos (componente femoral) ha ido sufriendo modificaciones, hacia componentes más pequeños con el objeto de preservar más hueso y comprometer menos futuros recambios.

2. Anclaje – El tipo de anclaje fundamentalmente es con cemento o sin él. Depende de la capacidad biológica del hueso para integrarse con el elemento protésico y de la fragilidad del mismo para admitir un componente impactado sin riesgo de fractura ósea.

3. Par de fricción –  El par de fricción es un tema de constante debate, buscando siempre el mínimo desgaste y la menor toxicidad de las partículas de desgaste, siendo actualmente combinación de polietileno, metal y cerámica las utilizadas.

La correcta elección del implante para cada paciente debe basarse en el análisis de las expectativas y características de cada paciente y no en protocolos rígidos de actuación. Por ello debe ser una técnica discutida y acordada con cada paciente individual.

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